Un equipo internacional de científicos ha defendido el papel de los profesores de Educación Física en los colegios e institutos como primera puerta de entrada al sistema sanitario. Su trabajo ha demostrado que realizar unos sencillos ejercicios aeróbicos en las clases de gimnasia puede servir para identificar qué niños son más propensos a desarrollar enfermedades cardiovasculares en el futuro. En un artículo publicado en la prestigiosa revista británica Heart, un equipo internacional de investigadores, liderados por expertos de la Universidad de Granada (UGR), analizaron una muestra formada por 510 adolescentes de nueve países europeos, de entre 12 y 17 años. La escuela es el lugar para informarse de la salud de niños y adolescentes e intervenirA todos ellos se les estimó el perfil cardiovascular ideal de acuerdo con la Asociación Americana del Corazón (AHA), que combina marcadores nutricionales y metabólicos, además de lípidos sanguíneos, para proporcionar una evaluación completa del riesgo de enfermedad cardiovascular del menor. El perfil cardiovascular ideal se calcula combinando la actividad física, el índice de masa corporal, la dieta, el colesterol, la glucosa, la presión arterial y el tabaquismo. El test de los 20 metros se utiliza actualmente en la mayoría de los centros educativos de España, así como en muchos países europeos, para medir la forma física de los menores Los científicos determinaron que el llamado test de los 20 metros o test de ida y vuelta (una prueba sencilla consistente en correr esa distancia a una velocidad que se va incrementando progresivamente) “es una excelente manera de identificar de forma temprana qué niños tienen un perfil cardiovascular menos saludable y, por tanto, tienen mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares en el futuro”, apunta el investigador de la UGR Jonatan Ruiz, autor principal del trabajo.
La salud cardiovascular de los menores
El test de los 20 metros se utiliza actualmente en la mayoría de los centros educativos de España, así como en muchos países europeos, para medir la forma física de los menores. Esta investigación determinó que dicha prueba sirve además para determinar qué niños y niñas tienen una peor salud cardiovascular y respiratoria, y deberían someterse a un programa de intervención para mejorarla. Ruiz afirma que trabajos como este “demuestran que la escuela es un lugar óptimo para obtener información sobre la salud de nuestros niños y adolescentes e intervenir de forma prematura”, y se muestra convencido de que el profesor de Educación Física “puede desempeñar un papel mucho más importante que el que tiene en la actualidad dentro del sistema sanitario, ya que es un agente de gran relevancia”.
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